domingo, 26 de abril de 2009

Nuestra casa, nuestra lengua



En el blog del amigo Jàfer encontré este vídeo que he rescatado de Youtube. Me emocionó por lo bonito de sus imágenes y la delicadeza de su música, plagada de intenciones y deseos. Quiero que su magia llene la buhardilla esta tarde de tiempo loco, tarde en la que llueve, se asoma el sol, vuelve a llover...

Ayer por la mañana tuvimos una clase especialmente intensa. (Estoy finalizando un curso de catalán para presentarme al examen de nivel D que me está ocupando las mañanas de los sábados de este curso lectivo. Hemos finalizado una visión a vista de pájaro de las variedades dialectales del catalán, o de las variedades dialectales del valenciano según se mire. En cuestión de lenguas, nada está dicho y definir fronteras es complicado. Tras este capítulo mi profesor dio una charla, muy interesante, sobre las diversas realidades lingüísticas de Europa. Me sorprendió con lenguas que ni sabía que existían. Se admite que en Europa el monolingüismo se da tan solo... en apenas tres de sus naciones (Islandia, Portugal y Suecia, aunque en Portugal se habla mirandés en algunas zonas). No sabía de las grandes diferencias del alemán, de las variantes italianas, del apasionado -y ratos agrio- debate entre el francés y el flamenco en los Países Bajos, en Bélgica, el friso más al norte... fue emocionante descubrir que la diversidad lingüística de la península no es tan poco frecuente como me solían decir hace mucho.

Esta mañana se me ocurrió pensar que los idiomas son criaturas vivas, tremendamente ágiles, son el reflejo de la manera de pensar y ver el mundo de la gente que los habla... dependen de sus hablantes, así que también son especialmente frágiles en un mundo que lo globaliza todo y que tiende a la uniformidad.

Diversidad biológica, diversidad cultural, diversidad idiomática... uhm... ¿por qué las diferencias tienden a ser vistas como algo peligroso, molesto?

Ayer descubrí que términos como lapón, esquimal, bereber, eran usados con una connotación despectiva. Ayer supe, por ejemplo, que el pueblo que yo conocía como bereber es Amazigh, los esquimales son la comunidad Inuit y el pueblo lapón es la comunidad Sami.

Nuestra casa es diversa, variada, y nosotros, a veces, muy ignorantes.

4 comentarios:

Yolanda dijo...

¡Maravilloso vídeo! Ciertamente el mundo es ancho y diverso y deberíamos cuidarlo con mimo y responsabilidad. Las lenguas son la expresión de cada grupo social y todas han de ser igualmente respetadas y valoradas, pero son utilizadas como arma arrojadiza por los incultos violentos de siempre. Lo diferente nos parece peligroso y tendemos a eliminarlo o asimilarlo a lo nuestro, pensando que es lo único válido. La uniformidad es lo más cómodo, pero también lo más injusto. Ningún pueblo, ninguna cultura, ninguna lengua debe desaparecer ni ser absorbida por otros. Es uno de los grandes retos de nuestro tiempo y una de las lecciones más difíciles de enseñar y aprender.
Un saludo.

Joselu dijo...

Es un alivio saber que lo que pasa aquí no es único en Europa, pero da la impresión de que por aquí solivianta en todas las direcciones. Nada hay tan áspero y ácido que un debate sobre el uso de las lenguas. A veces uno piensa si lo mejor no es reservarse para sí sus opiniones y no expresarlas bajo ningún concepto. Es un debate envenenado y cargado de acritud. Las lenguas, sin embargo, conviven en la calle sin ningún problema, y no hay ninguna superior ni más propia que otra. Muy hermoso el vídeo.

Anónimo dijo...

El video símplemente bellísimo...Sobran las palabras. Un beso. Ada

Diego Lázaro dijo...

Aquest vídeo és una preciositat!!!
Realment emociona veure el planeta tan maco en el que vivim. Llàstima que no tothom ho sàpiga apreciar.

Gràcies per compartir-ho amb tots nosaltres.


Lovecats, de Benita Winkler