sábado, 21 de marzo de 2009

Ángel busca el otro lado del espejo

Un amigo mío solía decirme que de escribir un blog, estaría siempre en blanco. "No hay nada importante que decir"... se lo contaba a Ángel, esta mañana, mientras regresábamos de nuestra carrera matinal.

Ángel corría a mi lado, concentrada, con rabia contenida a ratos, mientras a duras penas yo aguantaba su ritmo y parloteaba sobre mi vida de estos últimos días.

-Hablas demasiado -me dijo tras un silencio que se me antojó incómodo.

-Y tu hablas muy poco -le contesté.

-Es que no hay nada que decir, las palabras, como dice tu amigo, están de más en estos tiempos que corren. De escribir un blog, el mío también estaría en blanco.

-Pues sí que andamos bien, con tanta trascendencia, le dije yo algo molesta.

Nos detuvimos al llegar a la puerta de mi casa. Me acarició el pelo y me besó con ternura; siempre hace igual, siempre le notas en un gesto que no es quien aparenta ser.

-Nada es lo que parece, querida. Mírate, mírate bien, cuando te enfrentes al espejo.

Me dejó con un gesto vago, siguió trotando, sudorosa, camino de su casa.

2 comentarios:

Joselu dijo...

Creo, no lo tengo seguro, que soy taoísta, entre otras muchas cosas. Tu amiga tiene razón. No hay mucho que decir. El silencio es la voz más profunda que existe y quizás no cabría hablar demasiado. De hecho yo soy poco hablador, me cuesta charlar y bromear con las personas que me encuentro. Hay pocas comunicaciones que sean verdaderamente densas. Sin embargo, cuando escribo me salen a raudales cosas que decir. Anhelo escribir para plasmar mi mundo interior y así procurar comprenderlo. Mi psicólogo de cabecera me dice que tengo una intensa necesidad expresiva. El blog es una forma de dar salida (no sé si sana o insana)y compartir con distintas personas a las que no conozco en directo mis ideas y sentimientos. En el intercambio con ellas me descubro. No pretendo nunca convencer a nadie, sólo impulsar la reflexión. Me resultó emocionante el post en que hablaba de aquel curita de Hospital Clínic y apareciste tú que también lo habías visto y habías tenido reflexiones semejantes. En cada post recibo respuestas que me hacen pensar, mover y enriquecer mi mundo. No sé si sufro una adicción a la necesidad comunicativa y me tendré que tratar algún día como si fuera ludópata o adicto al trabajo. Pienso que este mundo nos abre perspecivas insospechadas y maravillosas. Aunque quizás el silencio sería la mejor perspectiva. Pero ¿no te parece que ya tendremos ocasión de estar callados sin remedio por toda la eternidad cuando muramos? Prefiero hablar o escribir ahora. Un abrazo. Tus posts son apasionantes, verdaderamente llenos de sensibilidad.

sarah dijo...

Joselu, hoy ha sido un día muy largo y bastante duro de vivir. Créeme que tu comentario es lo más bonito con lo que me he topado hoy.

Ángel es un personaje ficticio, es... una historia paralela que he inventado en la que mis realidades y mis fantasías se entremezclan de una forma que ni yo misma puedo preveer... cada vez soy más adicta al silencio. Busco silencios en los días, en las horas, en mi mente que parlotea constantemente... pero, por otro lado, hay momentos, vivencias, que me impulsan a contarlo al viento, a nadie, a todos...

Dices muy bien, cuando dejemos de ser en el ahora ya habrá tiempo de silencio. Y mientras, corremos el riesgo de perder el don de decir a los demás, cuánto nos han importado... hay momentos para decir las cosas y cosas que se han de decir...

Nuestro breve paseo por la consciencia tiene estas pequeñas bromas de la casualidad, del destino, como el habernos fijado los dos en aquel curita
y haber reflexionado lo mismo. Si nunca hubiésemos coincidido jamás habríamos descubierto esta pequeña -y tierna- casualidad...

Gracias por tu comentario, de verdad.


Lovecats, de Benita Winkler