sábado, 28 de febrero de 2009

¿Huele a primavera?



Soy un madrugadora compulsiva, a la caza de momentos de soledad en silencio.

Hace días que espío el frío amanecer mediterráneo.



Va amaneciendo más temprano. Día tras día, un poquito más, lenta, imperceptiblemente.

Ayer una explosión de colores ante al mar, ante el hospital recibían al personal que salía del turno de noche, a los que entrábamos a fichar.

Al oeste el trabajo, ante el este profundo, la línea del horizonte, el sol, alto ya nos saludaba.

Esta mañana he escuchado los cantos de pájaros que hacía tiempo no escuchaba.

Se acerca, la primavera, por fin, se aproxima.

3 comentarios:

Joselu dijo...

Hace años iba a trabajar a El Masnou con el tren que va por la orilla del mar. Lo recuerdo como unos veinte minutos maravillosos. Tener el mar delante cada mañana tiene que ser una sensación preciosa. Mi visión de la primavera es más bien industrial por la zona en que vivo, no acabo de sentirla todavía. Mis saludos ante esos amaneceres tempranos y el mar que se despierta. Es un gozo, sin duda.

Yolanda dijo...

Nunca he visto un amanecer en el mar (soy muy vaga y me cuesta mucho madrugar), pero los atardeceres desde el Monte Igueldo son fantásticos. Parece que el mar se traga literalmente al sol. Maravillosa pareja la que forman el agua y la luz. Sí,se acerca la primavera, aunque una nueva ola de frío nos recuerda a qué alturas del año estamos todavía.
Un saludo.

sarah dijo...

Joselu, ver amanecer, (o atardecer) ante el mar es una de las cosas más bellas que hay en mi día a día, que procuro no perderme. El mar tiene algo mágico que me arrastra sin remedio. Soy afortunada por tener el Mediterráneo tan cerquita.

Yolanda, bienvenida. Comparto tu fascinación por ese duo agua-luz, sea al amanecer o al atardecer. No he visto ponerse el sol desde el monte Igueldo (todavía, je je), pero en septiembre pasado si disfruté de una puesta de sol irrepetible y fría desde el cabo Matxitxaco, en Bizkaia. Lloré (y no es broma) sobrepasada por la increíble belleza del Cantábrico ante el que el sol se hundía, celebrando el regalo de un día más.

Vuelve a hacer frío, sí... pero (guiño infantil) ya no durará mucho.

Besos a todos los que dejais comentarios en la buhardilla :)


Lovecats, de Benita Winkler