domingo, 21 de septiembre de 2008

Casi otoño...

Hoy he presenciado el último atardecer de este verano, se nos va, se acaba y llega el equinocio de otoño, mi favorito.

En mi ciudad el tiempo ha estado tontorrón, el sol se ha dejado ver más bien poco, ha sido un día de esos, casi de norte marinero, algo tristones y tranquilos, en los que el final del verano va dejándose ir.

Es buen momento para comenzar este blog. No sé por qué motivo comienzo a escribir, no tengo declaración de principios. No sé nada, estoy en el camino, como vosotros, y me apetece poner algo por escrito, por compartirlo.

Leí hace unas semanas, del blog de alguien, que el lenguaje era algo que le impedía conectar con la realidad, que le confundía el mundo de las palabras, que las relaciones le obligaban a una continuidad de dar y recibir. Me dio mucho que pensar. El lenguaje no deja de ser más que un intento de transmitir a los demás algo de lo que llevamos dentro, de lo que aprehendemos, piel afuera, piel adentro. Sé que es difícil hacer llegar a los demás todo lo que bulle en nuestro interior, ni a los demás hacernos comprender lo que sienten ellos, no nos conocemos y jactarse de conocer a otro suele ser pretencioso. Sobre las obligaciones... pues es uno mismo quien se las crea, no los demás. Aunque a veces arrastramos lastres tremendos y tendemos a lastrar también, sin querer, a los demás.

Me apetece contar algunas cosas, y me gustaría que otras personas me comentasen las suyas, no tengo intenciones de hacer de éste un blog monotemático, antes al contrario, deseo escribir sobre todo lo que se me ocurra y me parezca digno de compartir. También me apetece leer lo que la gente que se pase por este rincón del ciberespacio desee contarnos.

La buhardilla es... un refugio que me he inventado. Surgió hace algo más de un año y he estado a punto de cerrarla para siempre. Me dije, "en el fondo, yo misma hice realidad este rinconcillo, ¿por qué no dejarlo abierto, por si alguien más precisa de un lugar a resguardo de vientos y galernas?"

La buhardilla queda abierta. Sed todos bienvenidos.

4 comentarios:

Laureta dijo...

Holaaa!!

El otro día pasé por aquí y leí lo que habías escrito, pero no sé porqué no pude comentarte... ahora tengo la oportunidad de hacerlo, y además en dos entradas!!

Cuando nació mi blog, también pensé en cerrarlo, tal como lo había hecho nacer, pero luego pensé que, como todo en la vida, merecía una oportunidad de verse nacer al mundo... (de ahí la magnífica mirada que ofrece a todos los que quieran verlo)....

Del intento de encontrar un lugar donde sentirme libre para expresar lo que sentía, nació, y aquí creo que he encontrado otro sitio similar a lo que buscaba en mi blog...

Lo dicho, nada mejor que el otoño para empezar a dar pasitos por estos mundos...

Muy buen comienzo, sin duda!!!

Una novatilla!! :)

sarah dijo...

No te agradecí el comentario de bienvenida. Lo hago ahora. Este blog ha nacido en realidad este mes de septiembre. La buhardilla fue originalmente un paraíso espiritual que habitaron dos seres con ganas de compartir. Fue mucho lo que compartieron. Un buen día apareció vacía, así que la hice "mi" rincón, "tu" rincón, el rincón de cualquier ser amable con ganas de ser y dejar ser... besitos, Laureta

Alonee dijo...

Buenas noches, Sarah:
...interesante, tu primera entrada... por lo que dices del lenguaje, ese blog al que te refieres quizás no andaba muy lejos de la opinión de más de un fílósofo, como por ejemplo Wittgenstein.... algo así como que somos prisioneros de nuestro lenguaje... que nuestro idioma limita nuestro crecimiento como personas...

...me alegra haberte encontrado, brujilla

sarah dijo...

Kaixo Alonee,

Gracias por pasarte por la buhardilla, me alegra que encuentres algo en ella que sea de tu agrado compartir.

La verdad es que sobre esto he leído apenas nada, así que tu comentario me abre la puerta a otro modo de buscar respuestas o escuchar lo que otros piensan. Sobre las limitaciones del lenguaje he reflexionado, porque entendí lo que pretendieron decirme en su momento, muchas veces creemos que poseemos el conociminto de las cosas, pero el lenguaje puede llegar a ser una prisión para la realidad. Últimamente contemplo más que pienso, sin intención de entenderlo todo, porque creo que no se puede, o no puedo yo :)

Pero, por otro lado, sin lenguaje no nos estaríamos hablando, ni sabría jamás de tu existencia o la de otros, ni podría hacer llegar a algunos seres cuánto les quiero...

Al final, quizá sea todo tan sencillo como no llegar a creerse del todo lo que se ve, ni a pensarse uno capaz de aprehenderlo todo.

Hablaremos más veces sobre esto y otras cosas, seguro.


Lovecats, de Benita Winkler